Desde que tengo uso de razón me enseñaron que el sexo era el simple coito. Pero el sexo no es solo genitalidad, no se limita a la penetración, hay muchas más zonas erógenas y formas de sexualidad, algunas son del agrado de unas personas y muchas otras no agradan a otras tantas.

Las personas con lesiones medulares, con parálisis cerebral, distrofia muscular y muchas otras, en su madurez (algunas muy precoces) no son personas infantiles o que no tengan deseos sexuales, esto independientemente si lo expresan o no. Debido a la falta de información, los prejuicios y en otros los dogmas religiosos, muchas personas con discapacidad optan por sacar la sexualidad de sus vidas.

Hoy quise escribir sobre lo que se me ocurre cuando las personas me hacen estas infaltables 3 preguntas sobre sexo debido a mi paraplejia.

1 ¿Quién te enseñó?

Es una pregunta con morbo, suponen, con algo de razón, que en casa nadie me dijo, por lo tanto, su prejuicio pregunta: ¿Y quién fue el valiente? 

La erdad es que adquirí muy temprano la paraplejía, siento como si hubiese nacido así. Nadie de tu familia te habla de sexo, es como un código que todos cumplen, obviando toda inquietud.

Con algunas amigas igual, actúan como si hablar de eso me afectara. Hay que informarse por sí misma, descubriendo que tienes un cuerpo sexual. Los medios de comunicación masiva y las mejores amigas te ayudan, pero lo ideal sería un profesional.

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2 ¿Y cómo lo hacen?

Es una pregunta tonta, no existe un manual al que todos deban obedecer. Creo que es obvio, pero por alguna razón quieren escucharlo.

Cuando una persona, con discapacidad o no, tiene un primer encuentro sexual, es como una aventura que va descubriendo sensaciones, sentimientos y pasión. El ser humano tiene sus particularidades, es muy probable que nadie lo hará igual o lo sentirá igual.

Una persona con parálisis cerebral puede sentir más excitación con caricias en las orejas que, incluso, con sexo oral. Pero esto es como todo en la vida, alguna persona con lesión medular puede sentir más placer al realizar el sexo oral. Por tanto, la comunicación entre las parejas termina siendo vital para una plena vida sexual.

3 ¿Por qué hacerlo si no tu no sientes igual?

La aventura de disfrutar la sexualidad de una persona con discapacidad es indescriptible, es algo que no se debiese impedir a nadie que conscientemente quiera hacerlo. Y cuando alguien me cuestiona el que yo lo haga por mi falta de sensibilidad, pienso en todas esas sensaciones que no entenderían, en todo lo que dos personas son capaces de crear y disfrutar, tan diferente a lo que muchos conocen. Qué triste si un orgasmo tiviese solo una forma de conseguirse.

Muchas mujeres con discapacidad no aceptamos el estereotipo de “ángeles”, de seres asexuados. Tenemos derecho a la autonomía de nuestros cuerpos, así como al respeto de nuestra intimidad, derecho el acceso a la información y servicios de salud reproductiva. Todo lo anterior, plasmado en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.

Un artículo de:

A. M. D. F.

ASODISPRO

Personas Productivas con Discapacidad