Es el más común de los defectos del tubo neural, que es la parte del embrión a partir de la cual se forma el cerebro y la médula espinal; siendo conocida también como espina abierta. Este padecimiento afecta la columna vertebral y en algunos casos, la médula espinal.
El tubo neural se forma hacia el día 28 después de la concepción; pero cuando dicho tubo neural no se cierra completamente, pueden ocurrir defectos en la médula espinal y las vértebras, habiendo 3 tipos de Espina Bífida:
Oculta: la más leve, y en el que la mayoría no requiere tratamiento.
Meningocele: quiste lleno de líquido que sobre sale de la parte abierta de la columna vertebral, requiriendo de una cirugía y por lo general después de ella, se tiene un desarrollo normal. Y por último, la más grave de todas.
Mielomeningocele: donde el quiste contiene a tanto las membranas como las raíces nerviosas de la medula espinal y a veces, la médula en sí.
En ocasiones no hay quiste, sino una sección totalmente expuesta de la medula espinal y los nervios, por lo que los bebés afectados tienen un alto riesgo de contraer una infección, hasta que cierren la espalda quirúrgicamente, aunque los antibióticos pueden proteger temporalmente. A pesar de la cirugía, quedan secuelas internas y externas, siendo más graves, mientras más arriba se encuentre el quiste en la espalda.
Cualquier pareja puede concebir un niño con espina bífida. Científicos creen que algunos factores genéticos y ambientales pueden interactuar para crear este y otros defectos del tubo neural. Se sabe que el 95% de los niños con espina bífida y otros defectos del tubo neural, nace de padres sin antecedentes familiares de estos trastornos.
Cualquier pareja puede tener un bebé con espina bífida. Sin embargo, aquellas que ya han tenido un bebé con espina bífida u otro defecto del tubo neural corren un riesgo mayor de tener otro bebé afectado. Por lo general, las parejas que han tenido un bebé con espina bífida tienen una probabilidad de aproximadamente el cuatro por ciento de tener otro bebé afectado. En aquellas con dos hijos afectados la probabilidad es de aproximadamente el 10 por ciento.
La espina bífida y otros defectos del tubo neural son más frecuentes en ciertos grupos étnicos que en otros. Por ejemplo, son más comunes entre la población de origen hispano y caucásico, y menos frecuente entre los judíos asquenazí, la mayoría de los grupos étnicos asiáticos y los afroamericanos.
Hay muchas consecuencias de la espina bífida; pero con un tratamiento correcto y la ayuda de un fisioterapeuta, la persona puede llegar a caminar, aunque ayudado por aparatos ortopédicos, pero muchos deberán utilizar una silla de ruedas.
Prevención
La vitamina B llamada ácido fólico puede ayudar a prevenir la espina bífida y otros defectos del tubo neural; habiendo una cantidad diaria de ácido fólico recomendada antes u durante la primera etapa del embarazo. La clave es tener suficiente ácido fólico en el organismo antes del embarazo y durante las primeras semanas, antes de que el tubo neural se cierre. Entre los alimentos ricos en fólito se encuentran las verduras de hoja verde, las legumbres, así como en las naranjas.
La Espina Bífida, se puede detectar por medio de ultrasonido y pruebas de laboratorio, esto daría elementos a los médicos para determinar el procedimiento a seguir.
Investigación/redacción
Estuardo de León/Violeta Cáceres
Más información:
Spina Bifida Association of America
Lo escrito en este artículo de ASODISPRO no debe utilizarse como prescripción médica o tratamiento de alguna condición y/o enfermedad. Ante cualquier duda se debe consultarse a un médico colegiado.
ASODISPRO
Personas Productivas con Discapacidad